Sandra Paola convirtió una experiencia límite en una agenda de trabajo enfocada en proteger a quienes quedan más expuestos tras un ataque feminicida: las hijas y los hijos. Su ruta avanza en dos frentes: preparar un libro que documenta lo ocurrido y sus implicaciones familiares, y crear una Asociación Civil dedicada a establecer protocolos de atención para infancias afectadas por la violencia feminicida.

Su propuesta responde a una necesidad concreta: en México no existen lineamientos claros para orientar a instituciones, escuelas, hospitales ni familias sobre cómo acompañar emocional, física y económicamente a niñas, niños y adolescentes que sobreviven al feminicidio o intento de feminicidio de sus madres. Sandra trabaja para llenar ese vacío mediante información accesible, redes de apoyo y criterios técnicos verificables.

En el Ciclo de Conferencias, aporta una mirada que trasciende su testimonio y se centra en la corresponsabilidad institucional. Su mensaje es claro: reducir riesgos y mejorar tiempos de atención requiere que empresas, escuelas, gobiernos y comunidades actúen de manera coordinada. Su participación no busca conmover, sino motivar acciones concretas que fortalezcan las rutas de recuperación para estas infancias.